domingo, 25 de marzo de 2007

Mi Cristo Roto, primera parte

Hace tiempo, harán unos dos años fui a una pequeña sala de teatro a ver la obra que montaba un conocido de la pareja de mi mamá, eran entrada regaladas. Ahí él interpretó un monólogo basando en el texto que pondré a continuación, bueno, el texto es largo, así que lo dividiré tal cual está escrito, en capítulos.

Para él que pase por acá lo invito a leer el texto y pensar un poco en lo que significa quedarnos con un Cristo Roto, él mismo que vemos día a día en la micro, en la calle y hasta en la televisión.

Un saludo a todos los que pasen por acá.


del Padre Ramón Cué S.J.

MI CRISTO ROTO


COMPRAVENTA DE CRISTOS


A mi Cristo roto, lo encontré en Sevilla. Dentro del arte me subyuga el tema de Cristo en la cruz. Se llevan mi preferencia los cristos barrocos españoles. La última vez, fui en compañía de un buen amigo mío. Al Cristo, ¡Qué elección! Se le puede encontrar entre tuercas y clavos, chatarra oxidada, ropa vieja, zapatos, libros, muñecas rotas o litografías románticas. La cosa, es saber buscarlo. Porque Cristo anda y está entre todas las cosas de este revuelto e inverosímil rastro que es la Vida.

Pero aquella mañana nos aventuramos por la casa del artista, es más fácil encontrar ahí al Cristo, ¡Pero mucho más caro!, es zona ya de anticuarios. Es el Cristo con impuesto de lujo, el Cristo que han enriquecido los turistas, porque desde que se intensificó el turismo, también Cristo es más caro.

Visitamos únicamente dos o tres tiendas y andábamos por la tercera o cuarta.

- Ehhmm ¿Quiere algo padre?

- Dar una vuelta nada más por la tienda, mirar, ver.

De pronto… frente a mí, acostado sobre una mesa, vi un Cristo sin cruz, iba a lanzarme sobre él, pero frené mis ímpetus. Miré al Cristo de reojo, me conquistó desde el primer instante. Claro que no era precisamente lo que yo buscaba, era un Cristo roto. Pero esta misma circunstancia, me encadenó a Él, no sé por qué. Fingí interés primero por los objetos que me rodeaban hasta que mis manos se apoderaron del Cristo, ¡Dominé mis dedos para no acariciarlo! No me habían engañado los ojos… no. Debió ser un Cristo muy bello, era un impresionante despojo mutilado. Por supuesto, no tenía cruz, le faltaba media pierna, un brazo entero, y aunque conservaba la cabeza, había perdido la cara.

Se acercó el anticuario, tomó el Cristo roto en sus manos y…

- Ohhh, es una magnífica pieza, se ve que tiene usted gusto padre, fíjese que espléndida talla, qué buena factura…

- ¡Pero… está tan rota, tan mutilada!

- No tiene importancia padre, aquí al lado hay un magnífico restaurador, amigo mío y se lo va a dejar a usted, ¡Nuevo! Volvió a ponderarlo, a alabarlo, lo acariciaba entre sus manos, pero… no acariciaba al Cristo, acariciaba la mercancía que se le iba a convertir en dinero.

Insistí, dudó, hizo una pausa, miró por última vez al Cristo fingiendo que le costaba separarse de Él y me lo alargó en un arranque de generosidad ficticia, diciéndome resignado y dolorido:

- Tenga padre, lléveselo, por ser para usted y conste que no gano nada, 3.000 pesetas nada más, ¡Se lleva usted una joya! El vendedor exaltaba las cualidades para mantener el precio. Yo, sacerdote, le mermaba méritos para rebajarlo…

Me estremecí de pronto. ¡Disputábamos el precio de Cristo, como si fuera una simple mercancía! Y me acordé de Judas… ¿No era aquella también una compraventa de Cristo? ¡Pero cuántas veces vendemos y compramos a Cristo, no de madera, de carne, en él y en nuestros prójimos! Nuestra vida es muchas veces una compraventa de cristos.

Bien… cedimos los dos… lo rebajó a 800 pesetas. Antes de despedirme, le pregunté si sabía la procedencia del Cristo y la razón de aquellas terribles mutilaciones. En información vaga e incompleta me dijo que creía procedía de la sierra de Aracena, y que las mutilaciones se debían a una profanación en tiempo de guerra.

Apreté a mi Cristo con cariño… y salí con Él a la calle.

Al fin, ya de noche, cerré la puerta de mi habitación y me encontré solo, cara a cara con mi Cristo. Qué ensangrentado despojo mutilado, viéndolo así me decidí a preguntarle:

- Cristo, ¡¿Quién fue el que se atrevió contigo?! ¡¿No le temblaron las manos cuando astilló las tuyas arrancándote de la cruz?! ¿Vive todavía? ¿Dónde?¿Qué haría hoy si te viera en mis manos?…¿Se arrepintió?

- ¡CÁLLATE!

Me cortó una voz tajante.

- ¡CÁLLATE, preguntas demasiado! ¡¿Crees que tengo un corazón tan pequeño y mezquino como el tuyo?! ¡CÁLLATE! No me preguntes ni pienses más en el que me mutiló, déjalo, ¿Qué sabes tú? ¡Respétalo!, Yo ya lo perdoné. Yo me olvidé instantáneamente y para siempre de sus pecados. Cuando un hombre se arrepiente, Yo perdono de una vez, no por mezquinas entregas como vosotros. ¡Cállate! ¿Por qué ante mis miembros rotos, no se te ocurre recordar a seres que ofenden, hieren, explotan y mutilan a sus hermanos los hombres. ¿Qué es mayor pecado? Mutilar una imagen de madera o mutilar una imagen mía viva, de carne, en la que palpito Yo por la gracia del bautismo. ¡Ohh hipócritas! Os rasgáis las vestiduras ante el recuerdo del que mutiló mi imagen de madera, mientras le estrecháis la mano o le rendís honores al que mutila física o moralmente a los cristos vivos que son sus hermanos.

Yo contesté:

- No puedo verte así, destrozado, aunque el restaurador me cobre lo que quiera ¡Todo te lo mereces! Me duele verte así. Mañana mismo te llevaré al taller.¿Verdad que apruebas mi plan? ¿Verdad que te gusta?

- ¡NO, NO ME GUSTA!

Contestó el Cristo, seca y duramente.

- ¡ERES IGUAL QUE TODOS Y HABLAS DEMASIADO!

Hubo una pausa de silencio. Una orden, tajante como un rayo, vino a decapitar el silencio angustioso.

- ¡NO ME RESTAURES, TE LO PROHIBO! ¡¿LO OYES?!

- Si Señor, te lo prometo, no te restauraré.

- Gracias.

Me contestó el Cristo. Su tono volvió a darme confianza.

- ¿Por qué no quieres que te restaure? No te comprendo. ¿No comprendes Señor, que va a ser para mí un continuo dolor cada vez que te mire roto y mutilado?¿No comprendes que me duele?

- Eso es lo que quiero, que al verme roto te acuerdes siempre de tantos hermanos tuyos que conviven contigo; rotos, aplastados, indigentes, mutilados. Sin brazos, porque no tienen posibilidades de trabajo. Sin pies, porque les han cerrado los caminos. Sin cara, porque les han quitado la honra. Todos los olvidan y les vuelven la espalda. ¡No me restaures, a ver si viéndome así, te acuerdas de ellos y te duele, a ver si así, roto y mutilado te sirvo de clave para el dolor de los demás! Muchos cristianos se vuelven en devoción, en besos, en luces, en flores sobre un Cristo bello, y se olvidan de sus hermanos los hombres, cristos feos, rotos y sufrientes. Hay muchos cristianos que tranquilizan su conciencia besando un Cristo bello, obra de arte, mientras ofenden al pequeño Cristo de carne, que es su hermano. ¡Esos besos me repugnan, me dan asco!, Los tolero forzado en mis pies de imagen tallada en madera, pero me hieren el corazón. ¡Tenéis demasiados cristos bellos! Demasiadas obras de arte de mi imagen crucificada. Y estáis en peligro de quedaros en la obra de arte. Un Cristo bello, puede ser un peligroso refugio donde esconderse en la huida del dolor ajeno, tranquilizando al mismo tiempo la conciencia, en un falso cristianismo. Por eso ¡Debieran tener más cristos rotos, uno a la entrada de cada iglesia, que gritara siempre con sus miembros partidos y su cara sin forma, el dolor y la tragedia de mi segunda pasión, en mis hermanos los hombres! Por eso te lo suplico, no me restaures, déjame roto junto a ti, aunque amargue un poco tu vida.

- Si señor, te lo prometo. (Contesté)

Y un beso sobre su único pie astillado, fue la firma de mi promesa.

Desde hoy… viviré con un Cristo roto.

miércoles, 21 de marzo de 2007

¿Cómo se imaginan en 15 años más?

Esa fue la frase con que al parecer un profesor inició la clase, una pregunta que para los 15 que estábamos ahí nos dejó despeinados, pues estamos acostumbrados a otro tipo de clases, menos metafísicas más científicas.

Digo "al parecer" porque yo llegué 10 minutos tarde a la clase y no pude hacer el ejercicio, pero me quedé todo el rato pensando, y es ahora que lo comparto con él que quiera leerlo.

Antes de tirarme de cabeza a la reflexión, debo empezar diciendo que no es nada fácil esta pregunta, al menos para mi, de hecho hasta ahora no se me ocurre bien que decir. Lo que escuché de mis compañeros era más bien lo clásico, con familia, fuera de Santiago, con estudios en el extranjero, etc. Yo cuando recién escuché la pregunta se me ocurrió, me imagino FELIZ, pero desgranando un poco ese pensamiento disvariaba... con familia... hijos? no sé, pareja? espero... pero algo que si sabía es que solo no quería estar ( o sentirme?) con alguien debería estar con amigos, pareja o algo, solo no.

Ahora, ¿trabajo? no sé bien en que, lo que más venía a mi mente era que en lo que trabajase debía dejar algo a la sociedad, mi trabajo tiene que ser con gente, ojalá en un entorno agradable, con amigos. Pero el área no la tengo muy clara, hacer docencia, trabajar en el servicio público o ya de frentón en una empresa que sea mía son algunas de las ideas que vienen a mi mente, claramente no son exlcuyentes entre ellas. Siguiendo con la idea, espero para ese entonces tener un par de pos-títulos también, ojalá algo en el extranjero para tener otro conocimiento, otra visión, otro paradigma como diría un profesor.

Eso básicamente, como se puede ver todo muy vago, es que la pregunta me dejó confundido, pero peor aún quedé con la conclusión a la que llegamos en la clase, es la visión de un futuro la que nos guía en nuestra vida presente, el buscar lograr esas metas nos hace construirnos ahora, buscar oportunidades ahora. Me dio para pensar... chuta, si no tengo metas ahora, que diablos me mueve a hacer lo que hago... o quizás tengo ideas, sueños o algo, pero no los he verbalizado... o no me la juego tanto por ellos.

Antes de terminar les dejo un cuento y una pregunta:

Cuento:
Había una vez un sabio que solía ir a la playa a escribir. Tenía la costumbre de caminar por la playa antes de comenzar su trabajo. Un día, mientras caminaba junto al mar, observó una figura humana que se movía como un bailarín. Se sonrió al pensar en alguien bailando para saludar el día. Apresuró el paso, se acercó y vio que se trataba de un joven y que el joven no bailaba sino que se agachaba para recoger algo y suavemente lanzarlo al mar. A medida que se acercaba saludó:

- "Buen día, ¿Qué está haciendo?" -

El joven hizo una pausa, se dio vuelta y respondió:

- "Arrojo estrellas de mar al océano". -

- "Supongo que debería preguntar ¿Por qué arrojas estrellas de
mar al océano?" -, dijo el sabio.

El joven respondió:

- "Anoche la tormenta dejó miles de estrellas en la playa, hoy hay sol fuerte y la marea está bajando, si no las arrojo al mar, morirán". -

- "Pero joven, replicó el sabio, no se da cuenta que hay cientos de kilómetros de playa y miles de estrellas de mar, ¿Realmente piensa que su esfuerzo tiene sentido?" -

El joven escuchó respetuosamente, luego se agachó, recogió otra estrella de mar, la arrojó al agua y luego le dijo:

- "Para aquella, sí tuvo sentido".

La respuesta sorprendió al hombre. Se sintió molesto, no supo que contestar y regresó a su cabaña a escribir.

Durante todo el día, mientras escribía, la imagen de aquel joven lo perseguía. Intentó ignorarlo pero no pudo. Finalmente al caer la tarde se dio cuenta que a él, el científico, a él, el sabio, se le había escapado la naturaleza esencial de la acción de aquel joven.

Él había elegido no ser un mero observador en el Universo y dejar que pasara ante sus ojos. Había decidido participar activamente y dejar su huella en él.

Se sintió avergonzado y esa noche se fue a dormir preocupado. A la mañana siguiente se levantó sabiendo que debía hacer algo. Se vistió, fue a la playa, encontró al joven y pasó el resto de la mañana arrojando estrellas de mar al océano.

...Nada puedo hacer para solucionar las penas del mundo, pero mucho puedo
hacer para colaborar en el pedacito de mundo que me toca...


Les dejo la pregunta, ¿cómo se ven en 15 años más?, ojalá compartan alguna respuesta por acá



Finalmente una foto... que une dos "cosas" por decirlo de una manera, que me ayudan(o me han ayudado) a ser feliz.

Besos Dany
La foto no me favorece, pero vamos, esto no es cosolog, jajaja

jueves, 15 de marzo de 2007

Autobiografía

He dejado esta cosa botada por un tiempo, y de repente me acordé de algo que me pidieron escribir el año pasado, para un ramo, una Autobiografía, la que a continuación presento.
Falta mucho que agregar, pues en ese entonces estuve limitado por la cantidad de páginas, sobretodo ahora que han pasado tantas cosas. No será lña gran joya literaria, pero bueno.

Desde que leí “Crónica de una muerte anunciada” de García Márquez sus primeras líneas me marcaron… ¿por qué será no?

El día en que nació Santiago Justel fue un caluroso día primaveral, un 19 de noviembre del año 1985, famoso año recordado por aquel terrible terremoto que azotó Chile. Nació en una familia especial, sus padres no eran casados y tenia un hermano, Francisco de, en ese momento, 11 años. Con sus mamá siempre tuvo una relación muy cercana, con su papá no tanto, pues era de maneras toscas y como ya veremos, no muy dado a la vida familiar y con su hermano, al principio este lo trataba un poco mal, llenándolo de apodos desagradables y a veces pegándole, pero Chago sabe que ambos se quieren mucho y darían todo el uno por el otro. Su infancia transcurrió principalmente en una panadería, la cual su papá es dueño, esta se encuentra en el barrio 10 de julio, quizá por esto le guste el barrio céntrico con esa heterogeneidad tan clásica que va desde los barrios comerciales, barrios especializados (zapatos, mecánicos, muebles, etc.) hasta barrios residenciales preciosos (República, Paris-Londres, los cités que aún abundan, sólo por decir algunos), su vida transcurrió sin muchos inconvenientes, con una infancia relativamente normal, puesto que, aunque sólo tenía un amigo en el barrio, ambos lo pasaban de lo mejor, peluseando, conversando, saliendo en bicicleta, jugando, podría decirse que ese amigo le dio una infancia.

A la edad de 4-5 años Chago (como cariñosamente le dicen a nuestro protagonista) comenzó a ir a la educación pre-escolar, en un jardín que quedaba a escasas cuadras del negocio de su papá, esto quizá le ayudó mucho, pues pese a que no recuerda ni como ni cuando exactamente, lo que sí sabe es que saliendo del jardín él leía, algo que después cuando entró al colegio notó que no era tan normal. Pero nos estamos adelantando, después de salir del jardín, lo que le tocaba ya es ir al colegio, como un niño grande, bueno, una vez más, asistió a un colegio bastante bueno que quedaba a pocas cuadras de la panadería. Chago sufrió mucho su primer día de clases, eso lo recuerda bien, se veía imponente esa masa de concreto con unas curiosas tres cruces en una torre que recuerdan el calvario de Jesús, lo asustaba la enorme cantidad de gente y cosas desconocidas y él, de naturaleza tímida, no quería entrar, prefería quedarse con su mamá, prefería que no le cambiaran su mundo, pero él no sospechaba lo maravilloso que serían esos días en el Hispano Americano y lo mucho que recibiría de esa experiencia: amigos, educación, valores, conciencia social entre otras cosas, tanto es así que él se siente hasta el día de hoy en deuda con SU colegio y sigue participando en las actividades que se realizan.

Pero, hablemos un poco del colegio, para dar un poco más de contexto, este colegio es católico y fue fundando por los padres escolapios, una orden quizá un poco desconocida, pero bastante activa en el mundo.

Después de este pequeño paréntesis, continuemos con la historia de este niño aún de unos 5-6 años, que entraba a kinder. Poco a poco se empezó a dar cuenta que le iba bien en las evaluaciones y esto quedó aún más patente a medida que transcurría los años, fue en este período, en kinder, donde hizo nuevos amigos, varios de ellos lo son hasta el día de hoy así teniendo casi 16 años de amistad, pero ya hablaremos de sus amigos, cuando sea pertinente, y claro que lo es. Entonces, Chago comenzaba a crecer, empezaba a pasar de cursos y en su colegio no había relativamente ningún problema, salvo uno y grande… todos en el colegio creían que su papá era otra persona.

Paso a explicar esto, que parece curioso, él no entendía el tipo de relación que tenían su mamá y su papá, su mamá trabajaba en la panadería y eso, pero no había ninguna relación así como familiar, ni salidas, ni paseos ni nada ni mucho menos sentimental entre ellos, quizá debido a que su papá es muy trabajólico, de hecho hasta el día de hoy no se ha tomado un día de vacaciones, en fin, entonces como no había nada a esas alturas, su mamá empezó a enamorarse de otra persona, Chago compartía también con esta nueva persona, puesto que era vecino de la panadería, le caía bien y a esa edad no se cuestionaba mucho que era lo que pasaba, sólo lo vivía y hasta ese punto le gustaba esa vida, porque con él y su mamá sí tenían vida familiar, salidas, vacaciones, algo hasta ese punto desconocido para él. Por esto entre otras cosas en su curso creían que esta persona, que llamaremos Sergio era de hecho su papá, como Chago era chico no se ocupaba mucho de aclarar las cosas, supongo que a esa altura a él no le tocaba mucho.

Podríamos decir que esa el único gran pero durante gran parte de su estancia en el Hispano, hasta que llegó a 4º- 5º básico, él no lo recuerda bien, ahí paso algo que lo marcaría para siempre: su papá, el real, se enteró de lo que hacía su mamá y ahí ocurrió lo que se esperaba, la separación de sus papas, pero esta separación no fue de la mejor manera que pudo ser, siendo el hecho más terrible que Chago vio toda la pelea y sus consecuencias físicas, algo que él hasta ahora dice no le daría a nadie y que por suerte el tiempo ha ido curando todas esas heridas, gracias a Dios su amigo de infancia, que se llamaba Xavier, lo acompañó en uno de los momentos más terribles para un niño de 9-10 años. Aquí estuvo el quiebre, su historia escolar sigue más o menos igual, pero su historia familiar cambio radicalmente, Chago, su mamá y su hermano se fueron a vivir a otra parte, su mama ahora sin trabajo se las empezó a arreglar sola para salir adelante, algo que Chago valora mucho, comenzó vendiendo joyas y llegó hasta donde se encuentra ahora trabajando, vendiendo AFP, como se dice coloquialmente. Con el tiempo Sergio también llegó a vivir con ellos y Francisco a eso de los 18-20 años se fue a vivir con su papá, llegando así a como están las cosas hasta ahora.

Pero dejamos la vida escolar de lado, volvamos a ella, a medida que pasaban los años llegaban nuevos amigos, algunos también siguen hasta el día de hoy, aunque están un poco lejos. Una vez en II medio, hubo un quiebre, el colegio, como religioso que es, invita a sus estudiantes a vivir una serie de retiros para el crecimiento personal y espiritual, comenzando estas actividades en II medio, Chago simplemente fue, “para vivirlo” como era habitual decir entre sus amigos respecto a actividades así. Y lo vivió pues, esto marcó mucho la diferencia, fue aquí donde se abrió ante sus compañeros y amigos contando todo aquello que no sabían: lo de sus papas, la manera en que sucedió, lo que lo afectó, etc. y además escucho a muchos de esos compañeros del día a día en otra faceta, también con sus problemas y con sus historias, sus cruces dirían algunos. Se pudo aceptar ante los demás para empezar a construirse de verdad, con LA verdad.

Luego de esto, en II medio también, el colegio prosiguió con sus invitaciones, ahora una actividad llamada “Comunidades Juveniles Escolapias” (CJE para abreviar) y aquí Chago también decidió participar debido a lo vivido en el retiro. Otra instancia demasiado importante para él, aquí comenzó a conocer y construir comunidad con sus amigos y comenzó a crecer como persona mucho más de lo que creía posible. De hecho, CJE le mostró el mundo ese que no sale en la tele ni en los diarios, el mundo de los que pierden, la pobreza, lo mostró dando la oportunidad de ir a trabajos de verano, algo demasiado importante y que hasta el día de hoy lo tiene “atrapado”, el mundo social y créanme si les digo que él feliz se quedaría haciendo algo por esa gente.

CJE sigue hasta el día de hoy presente en su vida, sigue yendo sagradamente a sus reuniones y sigue intentando aportar aunque sea un poco para que el grupo crezca, tanto es así que ya están poco a poco creando sus propios proyectos sociales (pequeños, pero proyectos al fin).

Cuando salió de IV medio, se vino un cambio radical, de la seguridad de sus 13 años en el colegio pasa a la inseguridad del mundo universitario, lleno de desconocidos, con cursos enormes, pero por sobretodo porque este paso significaba un paso más cerca de la adultez. Le costó encajar en este mundo, de hecho no tenía amigos, de hecho uno que otro conocido era su escasa vida social en la U y esto duró cerca de dos años y medio, curiosamente calzando justo con empezar de lleno con la especialidad.

Hablando un poco más de esto, de la U y la elección de especialidad, pese a que le costó mucho tomar una decisión finalmente optó por ser Industrial, convencido de que lo que quería era trabajar con personas y ser un ente de real cambio en su mundo. Simplemente esta feliz, sobretodo con las muchas oportunidades que este departamento le da y el mundo de oportunidades que se ven. El futuro está por escribirse, pero se ve que malo no podrá ser.

Bueno, eso, quería compartirlo.

Un abrazo